Texto bíblico clave: Isaías 35
Reflexión:
En estos días de intenso dolor y sentimiento de impotencia asociada a los crímenes de odio, sea por razones de género, o también por razones del activismo en defensa de los recursos y del territorio, o los que tienen lugar cada día en las regiones escogidas por los poderosos para hacer las guerras en el mundo, enfrenté la ausencia de la alegría asociada a la confianza, o a la “seguridad esperanzadora” que me alentaban en Advientos pasados.
Frente a la información aterradora sobre el aumento de mujeres desaparecidas, violadas y asesinadas en México y en muchos otros países, “la esperanza que llega como un regalo” del Espíritu encargado de “lo bueno está por venir”.
Cuando leo en Isaías (cap 35) “Díganles a los que están asustados: calma no tengan miedo porque ya viene su Dios a vengarse, a darles a ellos su merecido… Viene a salvarlos a ustedes”, mientras atestiguamos la violencia que se replica, se esconde, y se fortalece con las acciones de quienes la ejercen en una cadena de poder que ACABA CON VIDAS a una velocidad que nos es muy difícil detener, pese a las palabras del Profeta, siento la impotencia que amenaza con amarrarnos a los lamentos.
Pero a la vez, el pueblo de Dios se levanta, se deja desafiar para reconstruir nuestra esperanza en comunidad, con renovada confianza en nuestra sabiduría. Ahí encuentro la valentía para un compromiso radical con nuestras hermanas que continúan expuestas a la violencia en su vida cotidiana, y con las que claman justicia por sus hijas y familias asesinadas.
En comunidad exploramos nuestros recursos para detener la espiral de la violencia, y el reconocimiento de nuestras limitaciones, y al hacerlo nos volvemos más fuertes porque tendemos puentes estratégicos de alianzas entre organizaciones, y sumamos experiencias y aprendizajes para construir un poder con la estrategia del espíritu
En ese escenario nuestra potencialidad se expresa de manera imparable, con esperanza en que nuestras victorias grandes y pequeñas ¡GENERAN CAMBIOS!
El camino es largo, el desafío de avanzar en los cambios culturales es complejo. Nuestra cultura es fuente de fortaleza espiritual y a la vez es fuente de arraigo de violencias aberrantes hacia las mujeres.
PERO PERMITÁMONOS CELEBRAR ESTE ADVIENTO Y UNA NAVIDAD, con una conciencia vigilante, haciendo inventarios de nuestra hermosa construcción colectiva de logros, tales como:
Las jornadas que culminan en el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Rupturas del silencio, denunciando nombres y exponiendo rostros de los agresores individuales y corporativos, en todos los espacios y sectores de nuestras sociedades.
Creación de albergues que rescatan a mujeres que sufren violencia cotidiana
Iniciativas de programas pedagógicos transformadores de formas violentas en las relaciones humanas
Redes y colectivos defensores de derechos humanos, que exigen investigación de crímenes y aumento de las penas de agresores y asesinos
Preguntas:
¿Cómo podemos resignificar la compasión y la empatía en este Adviento?
¿Cómo venceremos los miedos que sentimos incluso para solidarizarnos con quienes sufren de tantas formas de violencia?
Oración:
Solo los rescatados caminarán por ahí.
Por ese camino regresarán los liberados por Yahvé y llegarán a Sion, dando gritos de alegría.
Y con una dicha eterna reflejada en sus rostros, la alegría y la felicidad los acompañarán, y ya no tendrán más pena ni tristeza.
Caminaremos con compasión plena, y sin miedos.
SOMOS COMUNIDAD
AUTORA:
Rosa Aurora Espinosa Gómez
Mexicana. Doctora en Antropología. 50 años de pertenencia al Movimiento Internacional de Mujeres Grial, 35 años de activismo Red Nacional de Promotoras y Asesoras Rurales, 35 años académica en Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
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